"Los escritos de Paul Paniagua subliman el espíritu, conquistan la alegría, y nos hacen ver la vida con humor y optimismo... Desde el título, Paul Paniagua nos penetra en un espacio lúdico, inspirado en los juegos de trompos. Para el autor, el texto es una métafora de la vida.Es un libro original que atrapa al lector.. Estos textos hiperbreves no se pueden leer con el ceño fruncido, sino una una amplia sonrisa. " Ph.D Mara L. García Brigham Young University


“Ojos llenos de abril” pertenece al destiempo. No es abril nada más la morada constante. Sino todos los meses y todos los años y todos los días. La mujer es la prueba fehaciente que no existe omega y que el alfa jamás delimita o recuenta el tamaño del tiempo, el amor, el poema.

Paul Paniagua nos deja asomar por el ojo de la cerradura a su propia mirada. Pero no servirán nuestros ojos. Es vital e imperante usurpar su mirada. Otros ojos. Ojos llenos de abril que son llave y ventana y paisaje profundo como un mar adentro.

Fausto Vonbonek.


Presentacion del libro

Presentacion del libro
Cecut Mexico

Saturday, October 8, 2011

ALEGRIA DE TODOS LOS SANTOS





Las calaveras de dulce de caña se tiñen de  verdes, azules, morados, rojos o colores  pasteles. También, las hay blancas de alfeñique que se visten con cejas moradas o azules y labios de leche de dulce cosidos con hilo de  coco en cruz. ¡Son miles! Están hechas de  huesos de azúcar sabor a vainilla; son mezcla de membrillos, melones y boniatos con higos y arrope y sus  nombres,  escritos  con dulce en la frente en colores chillones. Son seres queridos que ya han partido de casa pero no para siempre. Sus ojos son claves de piña con higos morados y dulce de leche. Sus cabezas son huecas. 
Hay calacas de patas larguísimas que bailan el “Son de la Negra” muy bien  y que saben a trozos de caña. Se comen con una sonrisa de dulce alfajor. La calavera Catrina se pone diademas, encajes de oro, plata y ajuares de novia. Los novios calacas que traen las ofrendas, se casan con ella en altares de muertos. Le ofrecen de ofrenda su atole, coronas, golletes, moles poblanos y flores cempasúchitl que le son aceptables. Se queja su cuerpo esqueleto de novia de ser torturado. Consideran al novio Catrín un caníval por comerle sus dedos del pie, el pulgar, el meñique,  la tibia, el femur, sus costillas, sus manos y vertebras y no admirar su atuendo. La calavera Catrina señala que sólo es venganza lo que se traen  contra ella. El novio disfrazado de muerte le chupa sus huesos. Sale del público. Ella se siente atrapada en aquel hormigueo.  Sonríe despistada. La gente se burla de ella. Nadie le teme. Le duele aquel trato. El novio sigue comiendo cabeza y costillas de  novia con un mole poblano que creía para ella. La novia prefiere escaparse. No le gusta mirarse chupada de besos. Le parece un engaño todo eso.  La vida no vale nada  entre tantos sabores y frutas de dulce y abrazos que parecieran fingidos. Lo piensa, "Aquí estuvo la muerte, y murió de coquillas". No le parece. La muerte no  entiende aquél alboroto; se esconde; se apena; se da en la frente de topes; llora; se pone histérica; y, luego, se ríe sin remedio.  Prefiere el divorcio que estar  desposada  y que todos recorran la geofrafía de sus huesos y le laman su raquítico cuerpo. Ella quiere que  acabe este día de Noviembre de Todos los Santos. Quiere volver a lo suyo y que la tomen en serio. No soporta esta locura de azucar y calabazote en sus  huesos desnudos de caña y vainilla. Le parece un serio agravio, que no piensa pasarlo por alto. Sufre de pancreatitis aguda; odia la diabetes. Todos los Santos buscan  la luz que encienda el camino para ver a los suyos aunque sea un momento. Ella no entiende. La Catrina se encuentra perdida en el mes de Noviembre. Se encienden las velas. ¡Los muertos respiran!

Paul Jr Paniagua
Sin Trompo de Poner 
Copyright 2011

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