Érase una vez la mujer
cavilando
en sus ciernes el verso
Rosicler
que tiñe
el durazno
en una
silueta fatal
Érase una vez
la muchacha
La manzana:
sus labios
el cerezo
exquisito
volcando su
arpa en rapsodias
Eran lunas
de plata en su voladura
Su color:
el amante
asesino del mundo
en la
tierra del TIGRES
Érase una vez la mujer la
aurora
en su
exorcismo
El viento:
el contorno del
cuerpo
Un
espejismo total
Endigando
sus mil querubines
El árbol allî,
con camino
hacía
ella
Allí
Érase ella el encanto
el fruto
prohibido
Allí la mujer
en sus ojos
de mar
encendido
mirándome en un
eptitafio
Érase ella un AMEDEO MODIGLIANI
en su
absoluta belleza
En un girasol acentuaba el MAGENTA
en su
labios
Érase ella el encuentro en su
magia
la explosión del color
en sus óleos
Érase una vez la mujer
Allí postrada mirándome
Yo dibujaba su alma en el óleo
Érase una vez la mujer en mis brazos
REAL…
Paul Paniagua
Requiem del Amore
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